Por Mario Ramirez Centeno
Parece que el Movimiento Estudiantil Mexicano, con la marcha última y las acciones de los días finales de la campaña electoral se halla en camino de construir un contrapoder eficaz y operativo pues mientras no asuma el poder el nuevo presidente sea del PRI que sea: el PRI-PAN, el PRI-PRD o el PRI-PRI – porque seguimos sosteniendo que los poderes fácticos maniobraron para que no hubiera casi ninguna candidatura de los movimientos sociales ni de otras izquierdas más que socialdemócratas y expriístas -, nada esta dicho. El siguiente paso, para un hipotético contrapoder real, sería entrar en gestión con el PRI que quede en las elecciones para imponerle al nuevo Presidente la agenda de las masas estudiantiles y de los movimientos sociales que van desde la reforma a los medios de comunicación para que el estado financie medios sociales o ciudadanos que le den voz a los sin voz – radios y Tves comunitarias o sociales -; la instauración o intitucionalización de mecanismos asamblearios de toma de decisiones públicas, sin eliminar las otras formas de representación; mientras en este proceso se debería involucrar a las masas populares a través de asambleas políticas, económicas y culturales para consolidar este contrapoder que va naciendo. En caso de no acceder a esta agenda mínima – en conjunto con otras demandas rezagadas del movimiento social – se estaría en condiciones – en ese hipotético contrapoder imaginario que quién sabe si sería dable en México – de exigir nuevas elecciones con otros candidatos que si se comprometan con esa agenda – si en tal país hay fortaleza institucional cualquier cuadro de nivel sustituye a otro cuadro, a menos de que hablemos de «caudillos» -. Este punto puede ser satisfecho o no, pero ya el solo barajear otras posibilidades nos abre el camino hacia concebir que «otro mundo es posible», comenzando con ese hipotético país.
Les deseamos lo mejor esperando no caigan en los errores de expresiones como el CGH cuyos vicios políticos los llevaron a la autodestrucción y ya en debilidad a la derrota política en manos del exrector De la Fuente, hoy en la izquierda de López Obrador.
Y aquí les dejamos una primicia: de las discusiones con pensadores mexicanos como Enrique Gonzalez Rojo, Leopoldo Ayala y otros participantes del 68 mexicano, se plantean teorizaciones – claro, para ese hipotético país con contrapoderes reales – como las siguientes basados en las últimas experiencias del «Despertar Europeo» y la experiencia Latinoamericana, que les podrían servir.
Fases superiores del contrapoder
Son las proyecciones de estrategias de contrapolítica y contraeconomía pues disputarles el poder político es arrancarles migajas a los poderes fácticos porque al impulsar desde un contrapoder de masas las nuevas estrategias de contrapolítica y contraeconomía – inclusive contracultura, de ahí que las tocadas con verdaderos grupos contraculturales sean lo mejor – estamos en camino de una revolución articulada en tres ejes: la cultura, la economía y la política. Ahí en esos ámbitos se abre la posibilidad de conquistar el poder para las masas y se inicia el camino hacia un socialismo de nuevo tipo, en cualquier parte del mundo, tal y como sucede entre el pueblo español autogestionario nacido con los «Indignados» de la Puerta del Sol. Ver Red n-1 de los indignados de España y las experiencias de contraeconomía con el Tumin en México.