Una ridícula acusación de la CNDH por los huachicoleros de Hidalgo
Lucy Rivera
En el pasado ha habido muchos casos en que fue pertinente acusar al Ejército de violaciones a los derechos humanos. Pero hoy fue distinto, ya que el ser rebasados en un operativo por una delincuencia organizada tan amplía y coordinada como la del robo de combustible, optaron por responder con prudencia y con ética, precisamente cuidando de no violentar los derechos humanos, cosa que no vemos hace muchos años. Aparentemente la Comisión Nacional de Derechos Humanos en México está, como durante los últimos años, defendiendo los derechos de la delincuencia mientras abandona los de la ciudadanía.
Consideramos que es tiempo de llamarlos a cuentas: no actuaron en defensa de las víctimas de la delincuencia por décadas, no los vimos defender a los mártires de Ayotzinapa, no los vimos defender los derechos de las comunidades indígenas cuando fueron despojados de tierras, agua y playas, no los vimos levantar quejas en Atenco, no los vimos defender a las víctimas de secuestros y feminicidios pero sí respaldaron la impunidad de los delincuentes que agredían a la sociedad coadyuvando para su indebida liberación.
Los derechos humanos deben ser para proteger a la sociedad, y su observación puede ser beneficiosa y útil para el país. Pero entre los parlamentarios anteriores y las autoridades a cargo de esta Comisión convirtieron ese organismo en una herramienta al servicio de la corrupción y la despojaron de su papel como defensora de los derechos de la sociedad. Por años se han desempeñado como neutralizadores de los derechos humanos y como avales de gobiernos corruptos.
Han sido los avales de la violación a los derechos de la sociedad y han hecho el papel de tapaderas de las violaciones de los derechos humanos perpetrados por corruptos gobernantes y por la delincuencia en contra de la sociedad. No tienen autoridad moral, más bien, deberían ser llamados a cuentas y debiera ser auditado su nefasto desempeño.