NO CERRAR LOS OJOS
Por José Jiménez
Rescatamos en la anterior entrega la afirmación de que los cien primeros días muestran la forma y manera en que se asumirá el gobierno, de la agenda de los temas que se atenderán y la forma en que se abordaran esos temas. Así es en este caso y así se muestra con los hechos de los últimos días, del informe en el Auditorio Nacional, el tipo de concurrencia que se tuvo y el discurso que se presento.
En contraste con los cien primeros días del gobierno federal, que nos guste o no lleva la iniciativa con la presentación de su agenda con el Pacto por México, muestran los asuntos que atenderá como prioridad y agrupa a las fuerzas políticas de su partido y de los otros partidos en la dirección de su agenda, superando las voces disidentes. En el caso del Distrito Federal se percibe que se quiere cerrar los ojos ante una realidad en constante proceso de cambio, que puede ser caótico.
A caso para la ciudad de México y para los cien días de gobierno. Efectivamente, compartimos y vemos que es acertada la afirmación de que ni la izquierda tiene dueño, ni ser de izquierda es una atadura, ya que en su sentido más radical, entendiéndose en la definición y en el sentido de ir a la raíz de los problemas, la izquierda lucha contra la propiedad privada, por la igualdad y no se amarra a políticas ajenas. El asunto hay que verlo con claridad y señalar que es a partir de la izquierda de quien hoy asume la jefatura del gobierno.
La presentación y visión del Pacto dice: “Las reformas que el país necesita no pueden salir adelante sin un acuerdo ampliamente mayoritario”, y para el caso señala inmediatamente que: “La creciente influencia de poderes fácticos frecuentemente reta la vida institucional del país y se constituye en un obstáculo para el cumplimiento de las funciones del Estado mexicano. En ocasiones, esos poderes obstruyen en la práctica el desarrollo nacional, como consecuencia de la concentración de riqueza y poder que está en el núcleo de nuestra desigualdad. La tarea del Estado y de sus instituciones en esta circunstancia de la vida nacional debe ser someter, con los instrumentos de la ley y en un ambiente de libertad, los intereses particulares que obstruyan el interés nacional.”
Para concluir que: “los que suscribimos el Pacto por México, hemos acordado profundizar el proceso de democratización del país con base en tres ejes rectores, señalando que el primero es “El Fortalecimiento del Estado Mexicano”, que en la forma priista se entiende como la restauración en pleno del presidencialismo.
En un segundo paso y al concordar reafirmando con esa orientación se tienen los pronunciamientos y conclusiones de la XXI Asamblea Nacional Ordinaria del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la que los cambios más importantes en sus documentos son el quitar los candados para discutir la aplicación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en alimentos y medicinas -con lo que reaparece en el imaginario social la “roqueseñal” de un dirigente al aprobarse la aplicación de este impuesto hace dos décadas-, permitir la entrada del capital privado a PEMEX –con lo que se anuncia una privatización de hecho-, así como el cambio en los estatutos para establecer una nueva integración de la Comisión Política Permanente, que se reduce de 200 a 47 y que será encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto, participando en esta comisión gobernadores y lideres estatales del partido.
De esa forma y como miembro de la Comisión Política Permanente, el presidente, sin sanas distancias y con convenientes acercamientos de poder, palomeará las candidaturas independientes y plurinominales, las convocatorias para candidaturas presidenciales, las alianzas electorales y la agenda legislativa.
Esos cambios fueron dados a conocer con sendos discursos, en una justificación del presidente del partido buscado encuadrarlos para hacerlos ver como aceptables, o en otro discurso mostrarlos como advertencia y orientación de lo que vendrá.
Efectivamente, la izquierda y derecha podrán percibir que los están hegemonizando, los están dirigiendo, o que son unos colaboracionistas ingenuos.