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Óptica Ciudadana
“HÉCTOR, EL CIUDADANO”
Por José Luís Hernández Jiménez
¿Político ó Ciudadano? Es una pregunta actual. Pero, la misma, encierra una confusión generalizada. Vale la pena quitársela (la confusión ¡eh!).
Y es que en la tele, está apareciendo un anuncio al respecto: en el recuadro aparece un gran actor, diciendo: “Hola, soy Héctor Bonilla, no pertenezco a ningún partido político, soy un ciudadano…”, etc., etc., y… apoyen a Morena y al PRD,…
Cierto, se oye un poco raro que alguien que dice, matizando, no pertenecer a partido político alguno, pida el apoyo para uno o varios de ellos. Eso es lo de menos. Cualquiera está en su derecho de apoyar o no al partido de su preferencia. Lo que a este, SSS, estimados cuatro o cinco lectores (as), le llama la atención es la disyuntiva del alegato de don Héctor; algo así como “si no pertenezco a ningún partido, por lo tanto, soy un ciudadano”. O al revés: “si soy un ciudadano, no pertenezco a ningún partido político”. Y es donde, digo, existe una gran confusión, pues tal disyuntiva es falsa.
Según la ley – incluso la máxima ley – quien pertenece a un Partido, es un ciudadano. O, un ciudadano no deja de serlo por ingresar a un partido político.
Porque ¿qué ó quién es un ciudadano? Dice el articulo 34 constitucional que: “Son ciudadanos…, los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: I.- Haber cumplido los 18 años y II.- Tener un modo honesto de vivir”. Renglones antes, la misma norma, en su artículo 30 aclara que “son mexicanos los nacidos en territorio nacional ó en otro país pero que se hayan naturalizado mexicanos”. Y luego, el articulo 35 precisa que, entre las prerrogativas de los ciudadanos mexicanos están las de asociarse pacíficamente para tratar los asuntos públicos del país, y votar y ser votado para cualquier cargo de representación popular.
Luego entonces, se puede ser ambas cosas, ciudadano y participante de un partido político. ¿Por qué ponerle “ó”? Pues por una confusión.
Entiendo que tal confusión tiene dos vertientes. Una, el desprestigio que en nuestro país han tenido los políticos profesionales: Unos carecen de escrúpulos, otros no tienen vergüenza, otros roban, otros abusan, otros engañan, otros no cumplen sus promesas, otros hacen mal su trabajo, otros son impunes, otros se “amafian” para lo suyo, otros velan solamente por sus intereses particulares, otros son ineficientes, otros son ignorantes, otros matan, otros hacen fraudes u otros delitos, otros nunca atienden, otros dilapidan el erario público, otros ensucian las ciudades con propaganda, otros cobran lo mas que pueden, etc. Hay excepciones pero…
Surge entonces la conveniencia o necesidad de distanciarse de “los políticos”. El anuncio citado es una manera (errónea, según yo) de hacerlo.
Y la otra vertiente de aquella confusión es la necesidad de que el mexicano o mejor dicho, los mexicanos, todos, “crezcamos” como ciudadanos y dejemos de comportarnos como “vasallos”. Es decir, que algún día no muy lejano, lleguemos a ser individuos concientes y, en nuestro actuar cotidiano, responsables de nuestros actos, de nuestros derechos y obligaciones. Por eso se dice, se pide, se suplica, se exige, desde esta y muchas otras “trincheras”, que “hay que construir ciudadanía”, para estar en condiciones de construir un país mejor.
Entonces hay que “ciudadanizar” nuestro actuar público y las instituciones y, en general, las organizaciones políticas y sociales. Tal vez a los Partidos y sus lideres no, pero al país sí le conviene que los partidos se “ciudadanicen”.
Entonces, vale sugerir a don Héctor Bonilla, “el ciudadano”, y amigos que le acompañan, condicione su participación en ese tipo de anuncios, a que no sean confusos, por él mismo, ya que uno lo tiene por culto e informado, cuando con esos anuncios semeja lo contrario, pero sobre todo porque dichos anuncios agrandan una confusión en el país, confusión que tiende a achatar mas, a nuestra defectuosa democracia electoral.
Notitas: Una.- Bien que el Presidente Calderón pida a los jóvenes “ser locos en su afán de cambiar al mundo”. Pero, digo yo, nomás que no sea a lo loco; ya ven cómo anda el país que él dice que quiere cambiar. Dos.- Y ahora don Peje nos sale con dos ocurrencias: 1.- Que “ya está cansado”. Está bien que, aunque apenas tiene 58 años de edad, su imagen aparenta como 85 (tal vez por ello, su “gabinete” es de puro viejito), pero eso lo hubiera dicho antes, para haber apoyado al carnal Marcelo, y no hasta hoy; y 2.- Que ya tiene “20 millones de votos”. ¿Cómo se le ocurre decir eso? Debiera saber que dicha frase la dijo Fidel Velásquez en 1988 y ya ven cómo le fue. Tres.- Que el sábado 3 de marzo, a las 19 horas, en el salón El Caballito, del Palacio de Minería, en el DF, se presenta el libro “Malkut”, de Salvador Ruiz Villegas, uno de los líderes históricos del Movimiento Estudiantil de 1968. Cuatro.- Que cada diez minutos se nos muere un compatriota, a causa de la diabetes. Y por no hacer ejercicio: ¡Se los dijee, se los dijee! Cinco.- Y a quienes me buscaron para brindar su solidaridad, gracias.
Hernandez.jimenez2010@hotmail.com
México D. F. a 20 de febrero del 2012.