EL MARATON
Por José Luís Hernández Jiménez
Avisotv.- ¿Qué creen, mis estimados lectores (as) ? ¡Que sobreviví al XXIX Maratón Internacional de la Ciudad de México, del pasado 28 de agosto! Y aquí estoy, dándoles lata, compartiéndoles mis vivencias.
Solo por un momento, cuando cruzaba el kilómetro 35 o 36, se me apareció la “pared” (cansancio mental que provoca que uno “ordene”, inconcientemente, a su cuerpo, ya no seguir)) pero que me acuerdo de las palabras de mi Si Fu: “si crees que algo no se puede, pues no se puede; pero si crees que sí se puede, pues sí se puede”. Así de sencillo. Y que me digo a mi mismo: “mi mismo, sí puedes” Y pude cruzar la meta, luego de recorrer los reglamentarios 42 mil 195 metros, en poco más de 4 horas. Uff.
¿Se acuerdan por qué del nombre de dicha carrera y por qué de dicha distancia, no? Pues, si me lo permiten, se los voy a recordar.
Resulta que en el año 490 antes de la era cristiana, en un lugar llamado Maratón, hubo una batalla entre persas y griegos. Estos habían jurado que si perdían en determinado plazo – tomando en cuenta que aquellos eran de lo peor y para evitar las violaciones de sus mujeres – ellas, sus mujeres, se suicidarían luego de sacrificar a sus propios hijos. Pues ¿qué creen?, que pasado el tiempo mas allá del fijado que… ¡ganan! Preocupados porque sus féminas fueran a suicidarse, eligieron a uno de sus soldados llamado Filípedes, para que echara a correr hasta Atenas, a avisar que habían triunfado. Dicen que recorrió esos 42 kilómetros y pico. Al llegar, apenas alcanzó a gritar “¡Nike, Nike!” (“¡ganamos, ganamos!”) y que se muere por la fatiga.
Pues bien, cuando se llevaron al cabo los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, en 1896, entre las competencias incluyeron una carrera similar a la de Filípedes y la llamaron Maratón que, por cierto, fue ganada por otro griego, un pastor pobre, que para prepararse pasó dos días rezando sin probar bocado alguno. Gracias a él, Grecia ganó la única medalla en dichos Juegos; como premio adicional, un carnicero se comprometió a darle de comer, un zapatero a calzarlo, un vendedor de ropa a vestirlo,… ¡de por vida!
Y desde entonces al Maratón se le considera la prueba “reina” de los Juegos Olímpicos. Además hay campeonatos mundiales. Y ahora, bueno, desde 1984, hasta admiten mujeres en dicha competencia, ya ven que ahora las féminas en todo están. En varios lugares del planeta (Nueva York, Boston, Chicago, Londres, Berlín, Tokio, Sao Paulo, Otawa) se ha convertido en una competencia especial, de prestigio, porque participan los atletas más resistentes y rápidos del mundo. En nuestro país no hay ningún Maratón de prestigio mundial, vil reflejo de país amolado que somos, pero ahí le hacemos la lucha.
Bien, les decía que sobreviví. Además descubrí que más importante que la prueba misma, es el entrenamiento cotidiano, antes de que salga el sol y desde meses antes. Sin entrenar lo suficiente no se puede terminar un Maratón. Y el saldo es positivo, la salud. En este ambiente he conocido, por ejemplo, a personas que han tenido infartos y que luego de convertirse en corredores, dijeron adiós a ese padecimiento. Cierto, han ido entrenado paulatinamente, no de golpe y porrazo. Por ello, de vez en vez, me ha dado por recomendar a mis cuatro o cinco lectores (as) que hagan ejercicio.
Aún así, las personas que hacen ejercicio en nuestro país, son pocas. Fíjense que en los Maratones de prestigio en el mundo, llegan a participar 40, 50, 60 mil corredores. En este aspecto, desde hace unos diez años, el de la Ciudad de México ha venido decayendo. Ahora los organizadores hasta han tenido que convocar a participar, de manera simultánea, en un medio Maratón y en carreras más pequeñas. Y entonces así da la impresión de que los participantes en el Maratón son mas de los que realmente participan. En esta edición, la número XXIX, oficialmente participaron “22 mil corredores”. Compárese dicha cantidad con las de aquellos Maratones.
¡Qué lastima que sean tan pocos, y pocas, los mexicanos que participan en esta gesta! Aunque en general, similar situación se da en todos los deportes. ¡Ya ven el ridículo que estamos haciendo en el campeonato mundial de atletismo en Corea del Sur! Y es que en nuestro país no hay el ambiente necesario para que nuestro pueblo, haga deporte o al menos, ejercicio cotidiano. Ahí están los resultados de décadas de descuido: últimos lugares en competencias internacionales y primer lugar en el mundo en sobrepeso y obesidad entre niños y adultos. En síntesis, somos un pueblo enfermo.
Por mi parte insisto en mi tesis. El fomento al deporte, de manera masiva, valga la redundancia, es una manera fácil y eficaz de romper con tantos círculos viciosos en los que hoy se debate nuestro México lindo y querido. Por esa vía tales círculos se pueden convertir en círculos virtuosos. Las personas que hacen ejercicio de manera cotidiana, son seres que se quieren y se respetan, es decir, que quieren y respetan a sus semejantes y a la naturaleza; su actitud es positiva y optimista, tienden a ser productivos y les da gusto enfrentar retos. Tienen disciplina y son respetuosos de las normas. Y lo mejor, tienden a ser sanos, pues para nada pelan a las adicciones que perjudican. Imaginemos a todo el pueblo mexicano así.
Bien, volviendo al recorrido del Maratón de la Ciudad de México, es otro problema, ya que está sujeto a ocurrencias o caprichos del gobernante en turno. En esta ocasión, se dio por zonas de la Ciudad en las que “es vistoso” para gente que decide o que tiene alguna influencia en la vida política o económica del país: las colonias Polanco, Anzures, Condesa, y avenidas como Reforma, Insurgentes, etc., son sitios en donde habitan embajadores, políticos, empresarios, intelectuales. Por cierto, qué lastimadas están esas calles, de tantos baches y hoyos de varios tamaños. Hubo un año en el que al mero Jefe de Gobierno se le ocurrió que el Maratón debería pasar por una nueva vialidad, el llamado “segundo piso” del periférico, que era como su obra maestra, sin tomar en cuenta el esfuerzo mayúsculo a que hubieran sido sometidos los corredores.
Otra cosa que noté en la ruta de este Maratón, es que estaba tapizada de carteles con la imagen de la actual líder de la Asamblea Legislativa del DF. ¡Imagínense, 42 km., con carteles de ella en cada poste! ¿Cuánto dinero de los contribuyentes gastaría doña Alejandra Barrales en publicitar su imagen? Abusadilla la señora ¿no creen? Por cierto, a la altura del km.13, creo que le alcancé (en su playera por ambos lados decía su nombre) y hasta la rebasé, ya que no corre tan rápido, y noté otra cosa que aquí entre nos, les comento y no le digan a nadie: la Barrales del cartel es diferente a la de carne y hueso. Esta es morenita y la del cartel es blanca. ¿Nuestra aspirante a Jefa de Gobierno del DF, tendrá algún complejo relacionado con el racismo? Sabe.
Además de la hazaña y la gran satisfacción que significan para los mortales como el suscrito, terminar bien – o sea sin lastimaduras y con el ánimo por los cielos – el Maratón, los otros premios importantes son el heroísmo de muchos de los participantes y el entusiasmo del público. Fíjense que algunos corren descalzos; otros se colocan letreros en los que recuerdan a algún ser querido ya fallecido; otros mas corren con muchos años (tengo un amigo en este ambiente que a los 84 años de edad, sigue corriendo maratones) o con kilos de mas encima y su esfuerzo está orientado para bajar de peso. Hay muchas amas de casa. También volví a encontrar al japonés que dice llevar corriendo 1349 maratones. Hay quien hace el recorrido empujando la carreola con su bebé a bordo. Otros lo hacen para pagar una “manda” (una promesa religiosa pues recibieron lo que llaman, un milagro). El otro premio, les decía, es el entusiasmo del público: A lo largo de la ruta, la gente te echa porras, te ofrece pomadas, vendas, dulces o cocacolas, te extienden su mano, te enaltecen, te muestran carteles con felicitaciones (ahora hubo algunos con la famosa expresión “¡Fua!”), en fin. El Maratón es todo un espectáculo al que sigo invitándolos mis estimados y estimadas. El próximo no se lo pierdan y si se animan, antes prueben con carreras pequeñas: 10, 12, 15 km., el medio Maratón. Y si no quieren pues no. Pero muévanse, no se queden quietos, sedentarios, ya que por ese camino se van transformando de seres humanos en seres urbanos. Quedan advertidos.
Y ¿qué les iba a decir? Ah, que el 8 de septiembre se cumplen 37 años de que surgiera el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), “un Partido surgido de la entraña del pueblo” y…luego les cuento. Y ¿cómo vieron el 5º. Informe Presidencial? A estas alturas del sexenio a Calderón la va mejor (6.8 puntos de aprobación) que a Obama (4 puntos). Y ¿qué les pareció el hermano incómodo del presidente municipal de Monterrey, recibiendo miles de pesos en los casinos? Dice que es por la venta de quesos. Si es así ha de vender toneladas. Así cualquiera se dedica a vender quesos ¿no creen? Cambio y fuera.
México D. F. a 1 de septiembre del 2011.