México: La muerte del nigeriano Chinedu después de golpiza por la policía revela serios problemas de derechos y gobierno
Avisotv.- Hay hechos que pasan desapercibidos, sin embargo encierran presagios, forma embrionarias de comportamiento que en su desarrollo tienden a instaurar gobiernos de excepción donde el pretexto para hacerlo puede ser el clima de violencia que se vive, justificante para la extrema derecha para liquidar o limitar la democracia.
El Abuso policial de parte de efectivos del Distrito Federal en contra del ciudadano nigeriano Issac Chinedu, que posteriormente le ocasionara la muerte, nos hace recordar al tristemente célebre Arturo Durazo Moreno y su Dirección de Seguridad, a la represión en contra de extranjeros como fue el caso de los desaparecidos del Río Tula.
El Hecho es que el día 10 de mayo, en una reunión familiar con motivo de celebrarse el día de las madres, aproximadamente a las 0:15, salió de la casa de familiares de su esposa en la Colonia Obrera, cerca de la estación del Metro San Antonio Abad, sobre Calzada de Tlapan, para buscar un taxi y pasar a buscar a su esposa y a sus dos hijos para trasladarse a su hogar.
Nada hacía esperar que sucediera algún percance, hasta que apareció una patrulla de número 7303, tripulada por dos policías que se detuvo para interrogar con palabras groseras y racistas al referirse al color de su piel. Ante la protesta por ese tipo de trato, los policías comenzaron a golpearlo salvajemente, hecho que fue percibido por su esposa, que apresuradamente salió a la calle en defensa de su marido y al preguntar a uno de los golpeadores uniformados sobre el o los motivos por los cuales golpeaban a su esposo, recibió como respuesta: “¿Y usted porque viene a defender a este negro hijo de la chingada? La agresión fue capturada en video por el gobierno de la ciudad y difundida por el diario mexicano El Universal.
Los golpes habían sido tan contundentes que Isaac había perdido varios dientes y tenía el rostro bañado de sangre, paralelamente miembros de la familia atinaron a solicitar los servicios de una ambulancia, que llegó al lugar de los hechos cuando Isaac estaba a punto de perder el conocimiento y haciendo un supremo esfuerzo logró ponerse en pie. La llegada de una nueva patrulla que llegó a modo de refuerzo a sus compañeros, al parecer solicitada por ellos mismos, de sumaron a la golpiza ante lo cual Isaac trata de huir, corre desesperado e invade el carril vehicular siendo atropellado por un coche que transitaba por Tlalpan.
Los paramédicos recogieron el cuerpo aún con vida de Isaac Chinedu y lo trasladaron al Hospital Balbuena, donde falleció al poco tiempo de hospitalizado.
Estos hechos fueron denunciados en tiempo y forma ante el Ministerio Público los día 11, y cuando el 23 de mayo se acudió a la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, el subprocurador Luis Reynaldo Vázquez, no tenía referencia alguna de estos lamentables hechos, argumentando con ignorancia supina que como la causa de la muerte fue el atropellamiento y no los golpes, ellos no tenían nada que investigar. El «atropellamiento» mostrado en el video muestra Chinedu chocando a propósito contra una patrulla quizá en un intento desesperado de llamar la atención y obtener auxilio y protección, pero sólo recibió más golpes en una reacción desmesurada de la policía capitalina.
Wilner Metelus, Presidente del Comité de Defensa de los Naturalizados y Afro Mexicanos residentes en México ha tomado cartas en el asunto, mientras que la esposa de Chinedu esposa ha iniciado una huelga de hambre en las puertas del Edificio del Gobierno del Distrito Federal, ya que hasta el momento no hay respuesta significativa sobre los golpeadores uniformados y sobre la garantía de justicia.
Un régimen que se dice “democrático” y se auto titula de “Izquierda”, como el que rige los destinos del Distrito Federal, no puede hacerse ojo de hormiga ante estos tristes y lamentables hechos.
Y no debemos olvidar que no se trata de un caso aislado de brutalidad policial, que la impunidad de la que goza el Ejército Mexicano en su “lucha contra el crimen organizado” es sumamente contagiosa para otros cuerpos policiales, que se creen la máxima y única autoridad, de allí a las camisas negras de Mussolini o las SS Hitlerianas no hay más que un paso, sobre todo cuando se pretende liquidar al Parlamento, a los Partidos Políticos y hasta a las elecciones, como lo propuso claramente el poeta Javier Sicilia en una de sus marchas tan promocionadas por los medios masivos de comunicación y los propios aparatos de Estado. El también poeta mexicano, José Tlatelpas, había advertido tiempo atrás que los intentos de disolver los parlamentos son posturas antidemocráticas y presagio de la llegada de gobiernos fácticos y golpes de Estado.
Cuidado, cuando la impunidad comienza a tomar cuerpo, es que la democracia y la justicia tienden a debilitarse.